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Las crónicas del viajero: Tana y Elham

Bienvenidos de nuevo a este blog. Sexto episodio de las crónicas del viajero. Espero lo disfruten =).

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¡Mira la hora! Me lleva... Demoré demasiado. Te pido perdón, no pensé que fuera a tardarme demasiado. Pero las cosas no resultaron tan bien. A veces sucede, de verdad. Hay cuestiones que están lejos de tu alcance, lejos de tu control. Es tan frustrante cuando hay algo que no puedes evitar que no te queda otra cosa que sentarte, conseguir una buena bebida y ver el espectáculo. Maldecir no mejora tu situación pero al menos te desahogas. Ya sabes lo que dicen, si te guardas todo puede causarte daño. te recomiendo que si estás en una situación parecida no te quedes con las ganas y maldice, grita, has berrinches... Descarga tu frustración... Te hará bien.

¿Donde estuve? Bueno, te diré que es un lugar muy lejos de aquí. Una era ha finalizado y otra a comenzado. Seguramente estás pensando que ésto lo menciono tan a la ligera... Y no te culpo, a riesgo de sonar arrogante no es la primera vez que soy testigo del fin de una era. He estado en muchos lugares, haciendo lo mío... Lo que me corresponde.

Y hablando de eso, creo que debo compensarte por mi tardanza. Aunque fué por algo que se salió de mi control, es verdad que prometí no tardarme.

La siguiente historia que te voy a contar no tiene nada de extraordinario. Sin embargo, creo que debes saberla. Mucha gente debe saberla, pues es algo que se ha olvidado con el tiempo. Promete que la compartirás...

En un lugar desconocido para muchos, existió un par de entidades. Ellos habían compartido su existencia desde tiempos inmemoriales. Tana era ella y Elham era el. Dos seres que brillaban con inmensidad, viajaban a través del universo dandole brillo a las estrellas que lo habían perdido. Mantenían el oscuro universo iluminado pues ambos le tenían miedo a la oscuridad. Si me lo preguntas a  mi también me daría miedo si no pudiera ver mi propia mano...

Cada estrella que recuperaba el brillo era un monumento al amor que se tenían. Cada risa que ella le regalaba era una dosis de vida para Elham. Él le dedicaba cada momento de su vida a ella. Una mirada de ternura, luego una mirada amorosa... Él haría todo por ella si tuviera el poder para hacerlo. Ella estaba entregada a él. Todo lo que hacía era para el. Una risa angelical, una risita tierna... Un gesto en su rostro que daba forma a sus labios... La forma de un beso. Su intenso brillo, el rastro de luz que dejaba... Todo era para él. Un par de enamorados que cada nuevo día buscaban enamorarse el uno del otro... Y lo conseguían.

¿Qué hacían mientras las estrellas se mantenían brillando? Elham le contaba a Tana historias respecto al por qué las estrellas se apagaban. A veces le decía teorías, otras veces le contaba una historia de amor y otras tantas veces le decía que había un ser malvado que se llevaba la luz de las mismas. La mayor parte del tiempo Tana se mantenía asombrada o asustada dependiendo la historia, otras veces le hacía jurar a Elham que la protegería de aquél ser malvado que se robaba la luz de las estrellas. Y por supuesto, Elham cumplía con prometerle esa petición.

Sin embargo, Elham ignoraba que parte de las historias que contaba tenían una parte de verdad. En verdad que no lo sabía. No se sabe el nombre de ese personaje, ni mis benefactores tampoco lo conocen. Solo se sabe que efectivamente, se robaba el brillo de las estrellas. Siempre miró a ambos desde lejos, envidiando su brillo... Deseándolo... Lo consideraba su plato fuerte. El brillo de Tana y Elham sería un festín interminable - pensaba la criatura -. Pues el brillo de ambos no desaparecía. Se volvía cada vez más intenso.

Llegó el momento de mostrarse ante ellos... Sorprendidos, ambos intentaron defenderse de la criatura. Tomó a Tana después de alejar a Elham. Soltó un sonido muy semejante a una carcajada. Miró a Elham fijamente y entonces comenzó a absorber el brillo de Tana.

Ella gritaba de dolor, el dolor se convirtió en llanto, el llanto en impotencia y la impotencia en aceptación... Esa criatura estaba absorbiendo ese brillo que a ella le rodeaba... Poco a poco se volvía menos intenso... Elham estaba a punto de perderla. ¿Qué podría hacer? La criatura había demostrado ser más fuerte que el y no había forma de hacerle frente de forma directa. La idea de dejar que ese monstruo le quitara al amor de su vida comenzó a hacerle eco. Lo desesperaba.. Lo hacía sentirse impotente... ¿Y a quién no? El amor de tu vida está muriendo frente a tus ojos, ¿acaso eso no es razón para querer hacer algo y evitarlo?

Con esa idea se acercó a ambos, la criatura continuaba distraída devorando el cada vez menos intenso brillo de Tana. No se percató que Elham se acercaba detrás suyo... De alguna forma, no lo esperaba... No pensó que un débil como Elham pudiera hacerle frente. Sin mebargo éste último lo consiguió, logró separar a Tana del monstruo. Todavía le quedaba un poco de brillo, pero no era tan intenso.

Si tuviera el poder, haría todo por ella... ¿Cierto? Eso fué lo que mencioné antes. Y eso fué lo que pasó, comenzó a brillar intensamente... Elham. El brillo de él comenzó a disminuir, mientras que el brillo de ella aumentó considerablemente. La criatura se quedó ciega ante semejante brillo. No sabía qué estaba pasando. Tana, en su estado delirante, sabía lo que Elham estaba haciendo. Sabía que lo que estaba a punto de pasar era lo mejor para ambos. Lo aceptó sin más...

Te amo Elham. - Le dijo.  Te amo Tana. - Le correspondió.
Y ambos desaparecieron dentro de una esfera de luz que se fué expandiendo. La criatura desapareció también. Y al final todo fué oscuridad... Bueno, casi todo.

En realidad, no han desaparecido. Elham y Tana siguen existiendo en nuestros días. Solo que no de la forma que tenían antes. ¿Que donde están? Tana es ahora el centro y Elham es lo que la rodea... Ambos son una galaxia. Ésta, donde está la Tierra... Donde está la Vía Láctea... O bueno, así le hemos llamado nosotros los humanos (al menos una vez yo lo fuí). Una galaxia que sigue brillando, sin importar cuantas estrellas han dejado de hacerlo.

Éste universo es un misterio, siempre lo ha sido. Pero es bueno saber que no todo tiene una historia tan seca o tan simple. Todo tiene un origen.

Veo que ya llegan nuevas órdenes. Temo que es hora de partir. Pero volveré. Lo prometo.

Hasta entonces...

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