header-photo

Las crónicas del viajero: El poema de nadie...

Cuarta entrega de las crónicas del viajero. Espero la disfruten.

---------------------------------------------------------------------------------------

¡Hey! Veo que no te has despegado de este lugar. No tardé mucho, ¿verdad? Deberías hacer uso de la honestidad. Siempre es bueno tener algo de eso. Quizá la próxima vez tarde demasiado y quizá ya no te encuentre aquí... Tal vez, me encuentre a alguien más. Y todo porque me dijiste que no había tardado.

¿Que qué tiene que ver? Bueno, la próxima vez puede que me tarde, pero estaré tranquilo porque sé que me dirás que no me tardé. Entonces me tomaré mi tiempo... ¿Ahora lo entiendes? Es cierto, no soy la persona más honesta del universo, pero cuando hay que decir las cosas simplemente se dicen, tal cuál. No vaya a ser que sea la última vez que pronuncies esas palabras, las últimas que saldrán de tu boca... ¿Me explico? Hay un proverbio, no recuerdo donde lo escuché pero mas o menos va así:
La palabra dicha ya no regresa
Y en eso hay mucha razón. Cosas que se han dicho, que se dijeron... Ya hicieron su parte en la vida. Un "te amo" te mueve. Un "te odio" te hace sufrir... Un "creo en ti" te da fuerzas. El efecto de las palabras es tan misterioso. Mis benefactores me comentaron una vez que la palabra que se dice, debe ser guardada. Recordada, pues cuanto menos te lo esperes, puede ser usada en tu contra.

Pero de eso, quizá hablemos más adelante... Quizá.

Atesorar las palabras debería ser parte de la naturaleza del hombre. Ya te conté acerca de Toscania y del gran libro de la historia de Tragicum. En ambos casos, se comparte conocimiento. En Toscania el conocimiento se comparte sin discriminación. En el caso de Tragicum, se comparte para evitar los mismos errores del pasado. Pero... ¿Qué hacer con lo que se quizo compartir, pero por alguna razón no se pudo? ¿Alguna vez le has querido decir algo a esa persona pero no te atreviste? ¿O quizá no estaba esa persona aún presente en tu vida? Y si estaba, ¿quizá te ignoraba? Es verdad que no siempre esa persona tan especial sabe de nuestra existencia... Así que, ¿por qué no decirle a todos lo que le quieres decir? Quizá en un poema... Cómo éste que tengo aquí entre mis cosas... Voy a buscarlo, sé paciente.

Debería estar por aquí... ¿Ah? Creo que encontré otra cosa... No te preocupes por saber, es nada.

Ah mira... Ya lo encontré. Para ser breve, alguien tuvo la idea de dedicarle un poema a su ser amado. Sin embargo ese ser amado ya no estaba. No me preguntes qué pasó. Seguramente mi antecesor lo sabía... Pero creo que será difícil encontrarlo a estas alturas. Bueno, el poema dice lo siguiente:

La luz en su infinita piedad,
ilumina la senda en la que debo caminar.
El camino que antes era oscuridad,
me guía hasta ese lugar... donde tu estás.
Me mintieron al decirme que no eras para mi,
me hirieron cuando se burlaron de mi corazón.
Y sin embargo aquí estoy,
siguiendo este camino, siguiendo mi ilusión.
Contigo mis mañanas eran belleza,
la vida nos era eterna.
En las noches las estrellas brillaban, nos celaban
y la muerte, deseosa de participar, no nos molestaba.
Es mi corazón quien escribe estas letras,
triste y desconsolado porque no estás.
Y es mi mente quien las recuerda, las rememora...
Para cuando estemos juntos...

Oh... Habrás de disculparme, creo que el poema está incompleto. Es triste. Pero no lo había leído con tanto detalle. Espero me perdones algún día por este error. Debo decir que yo también me he quedado con la idea de leer más. Será en otra ocasión supongo.

Veo que por ahora no han llegado más ordenes. Eso es bueno... Aprovecharé para dormir un rato. Quizá cuando despierte, todavía te encuentre en este lugar. Cerraré mis ojos por unos instantes, si no te molesta. Cuando me despierte, seguiremos platicando... ¿De acuerdo?

Hasta entonces...

0 comentarios: